Amor II.

¿Qué puedo opinar yo del amor de padre-hijo?

Bueno para empezar, soy hijo y tengo papá. A mi viejo, por suerte todavía lo tengo a mi lado y siempre me supo guiar cuando me perdía, supo acompañarme si andaba solo y me supo proteger si tenía miedo.

Muchas veces, me consta, no estuvo de acuerdo con mis opiniones o decisiones, pero nunca me enfrentó por ello, a lo sumo me marcó que él opinaba distinto o que procedería de otra manera frente a la situación; pero me respetó y por sobre todas las cosas: me dio libertad.

Los años fueron pasando en mi vida, y el destino me puso a mi en una situación un tanto más complicada, porque sin ser papá (sanguíneo), tuve que afrontar ese rol con Nico.

Qué fácil fue entender a mi viejo después de ello.

Cómo dicha situación, me permitió valorar todo lo recibido aun más.

De golpe pasar a ser el que se desvive porque el niño tenga todo lo que necesita, que no sufra, que no esté solo, que no le falte nunca apoyo para lo que quiera hacer y que, por sobre todas las cosas, se sienta amado.

Pasar a preocuparte más por su bienestar, que por el tuyo.

Darte cuenta, que el amor es mutuo, que él también te ama y que sos muy importante en su vida sin ser nadie a nivel sanguíneo/legal/etc.

De cómo el simple hecho de saber que te está esperando para jugar, para charlar y contarte de los goles que metió en el recreo, te hacen apurar el paso lento que llevás por la vida.

Yo no sé, si soy el más indicado para hablar del amor padre hijo, pero si puedo confesar que lo he sentido en ambos roles y simplemente deseo que algún día la vida me de otra chance.